sábado, 10 de noviembre de 2012

"Mi hijo perdio el año escolar". Reflexiones de una madre.




Mi hijo perdió el año escolar
  Hoy recibí las notas de mi hijo,  si bien ya tenía el temor y la sospecha de este triste desenlace,  la confirmación de la noticia,  de la pérdida del año escolar de mi hijo,  me causó un gran dolor. 
Sentí como mi garganta se  contraía en el esfuerzo  de tragarme las lágrimas que querían  brotar de mis ojos.  Mi corazón se estrujó  y  la pena, pudo más que yo.
En la conversación con la directora, ella remarcó que este es el resultado de un proceso, que  se ha dado durante todo el año y que  en este momento ya es tarde cualquier intento, no se puede hacer nada, por que algo habría que haber hecho antes, durante el 1º o 2º trimestre. Cuanta razón tenía ella.
En esos momentos me  invadieron las preguntas, los recuerdos; cuantas tardes había preguntado, qué tareas tienes, estás haciendo, ya has hecho,  las respuestas siempre eran positivas, si ya hice; cómo te fue en tu examen, me fue  bien, me fue muy bien.  Recordé  el día que recibí las notas del 1º trimestre, mi enojo, el enojo de mi hijo,  sus  justificaciones, sus promesas de mejorar;  las notas del segundo trimestre, volvieron a sorprenderme,  la situación era más grave de lo que ya había pensado.  Ya veía preocupación en el rostro de mi hijo, las promesas ya no eran tan firmes como meses atrás, y las justificaciones ya no cabían en mi cabeza.
Es como dice la directora,  esta pérdida, es fruto de un proceso;  siendo un poco más  trágicos, fue  la crónica de una muerte anunciada.
Todavía no me resigno,  a aceptar esta pérdida, todavía las lágrimas  brotan de mis ojos, como agua de un grifo en mal estado, no hay cuando se terminen.   Todavía  tengo que enfrentar las preguntas, los reclamos de mi familia,  por que mi hijo es el centro de atención y de cariño de toda la familia.
Mi sufrimiento aumenta cuando veo la tristeza y las lágrimas en el rostro de mi pequeño,  él tampoco puede creer esta noticia, él estaba seguro de haber alcanzado los mínimos como para  salvar su año escolar.  Su sorpresa y tristeza,  me recuerdan que fallé en mi labor como madre.
Al darle la noticia  a su papá,  lo miré y lo conminé, “el camino para asumir esto es la autocrítica y el espíritu constructivo, ese es el camino”. En  realidad,   esas palabras eran para mi.
Este gran tropiezo, debe ser la oportunidad para evaluar y analizar nuestra conducta como padres,  mi conducta como madre.  Si es que nuestros hijos no han desarrollado el sentido de la responsabilidad, es por que algo hemos hecho mal nosotros.   Ahora,  es el momento de re-conducir el camino que habíamos tomado y  caminar hacia el objetivo que queremos. 
Sin lugar a dudas, salir de este hueco y retomar el  camino del bienestar,  va a significar mayor trabajo para nosotros, por que además  de preocuparnos y ocuparnos de la  alimentación, las cuentas, la comida, la limpieza, vamos a tener que ocuparnos de sus horarios, de sus tareas, de sus estudios.  Pero solo así vamos a subsanar el error que hemos cometido para llegar a esta situación. Y una vez alcanzadas las metas, vamos a sentir la satisfacción  que de alguna manera compensará este triste trago.
Cómo le había dicho, a mi hijo, su papá, aplazarse de año, no es el fin del mundo, les sucede mucho, y como de cualquier caída, ahora hay que levantarse, sacudirse y continuar con la vida, habiendo aprendido la lección.

El castigo, la rabia, la violencia, no son opción.  Evidentemente la vida continua,  no igual, pero continua.  Hay que asumir las consecuencias, y esa debe ser la gran lección de todo esto, mi hijo debe asumir las consecuencias de sus actos, yo también y debemos seguir caminando y construyendo.